En los años 90, mi padre realizó un viaje a Venezuela a capacitarse en el mundo de las uvas, regreso con material con el que fue adaptado a clima tropical y así iniciamos cosechando uvas, pero el Huracán Mitch en 1998 destruyó nuestra cosecha. Buscando alternativas para continuar con el proyecto continuamos capacitándonos sobre el proceso del vino, siendo esta desde entonces la actividad principal del negocio. El mundo del emprendimiento siempre está lleno de retos; uno de los obstáculos más duros que pasamos ha sido poder posicionarnos en el mercado, poder ganarnos la confianza de nuestros clientes y nuestros socios. Además que como empresa y familia a pesar de todas crisis que hemos atravesado siempre hemos trabajado juntos para salir adelante, con la confianza en Dios, perseverancia, positivismo, sumando el hecho de que nos apasiona el giro de nuestro negocio.